Osiel Cárdenas Guillén enfrenta la justicia mexicana tras ser deportado por EE. UU.

El exlíder del Cártel del Golfo es trasladado al Penal del Altiplano; podría recibir hasta 730 años de prisión.

Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y fundador del grupo criminal Los Zetas, fue deportado a México y recluido en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1, conocido como Penal del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México. La tarde del lunes 16 de diciembre de 2024, autoridades estadounidenses informaron sobre la entrega controlada del también apodado “El Ingeniero” y “El Mata Amigos” a las autoridades mexicanas, donde enfrenta cargos graves y procesos pendientes por delitos de alto impacto.

La deportación, realizada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), tuvo lugar sin incidentes a las 09:25 horas a través del puerto de entrada en San Diego, California. Posteriormente, Osiel Cárdenas fue recibido en Tijuana, Baja California, donde la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) confirmó su llegada. Horas más tarde, a las 17:35, fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad al Penal del Altiplano, una de las prisiones de máxima seguridad más resguardadas del país.

Acusaciones y cargos en México

De acuerdo con la información oficial, Cárdenas Guillén enfrenta múltiples procesos legales en México. La Fiscalía General de la República (FGR) y la SSPC han señalado que se le persigue por al menos siete delitos federales, entre los que destacan:

  • Homicidio calificado
  • Delincuencia organizada
  • Delitos contra la salud
  • Operaciones con recursos de procedencia ilícita
  • Acopio y portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército
  • Posesión de cartuchos exclusivos del Ejército
  • Cohecho

Las autoridades mexicanas destacaron que la reactivación de los procesos penales podría derivar en sentencias acumuladas de hasta 730 años de prisión, dependiendo de los resultados de las investigaciones y las órdenes judiciales pendientes.

El retorno de un líder del crimen organizado

Osiel Cárdenas Guillén fue uno de los líderes más poderosos del crimen organizado en México durante las décadas de los años 90 y 2000. Como cabeza del Cártel del Golfo, expandió su influencia en el tráfico de drogas, operaciones financieras ilícitas y otras actividades criminales. Además, fue responsable de la creación de Los Zetas, un grupo que originalmente funcionó como brazo armado del cártel y que posteriormente se independizó, convirtiéndose en una de las organizaciones más violentas del país.

Tras su arresto en 2003 en Tamaulipas, Cárdenas Guillén fue extraditado a Estados Unidos en 2007, donde enfrentó cargos por narcotráfico, lavado de dinero y conspiración. Fue condenado en 2010 a 25 años de prisión, pero su colaboración con las autoridades estadounidenses redujo significativamente su sentencia. Ahora, con su regreso a México, se abre un nuevo capítulo en su historial criminal, donde deberá enfrentar las cuentas pendientes con la justicia mexicana.

Proceso legal y seguridad en el Penal del Altiplano

El Penal del Altiplano, conocido por sus estrictas medidas de seguridad, ha sido sede de la reclusión de algunos de los criminales más peligrosos de México, como Joaquín “El Chapo” Guzmán. Las autoridades aseguraron que se han implementado protocolos especiales para garantizar la vigilancia de Cárdenas Guillén y evitar riesgos de fuga o actos de violencia dentro del centro penitenciario.

La SSPC también informó que la extradición y captura de figuras clave del crimen organizado forman parte de una estrategia integral de cooperación entre México y Estados Unidos, orientada a debilitar las redes criminales transnacionales.

Implicaciones del caso

El regreso de Osiel Cárdenas Guillén a territorio mexicano podría tener repercusiones significativas en el panorama del crimen organizado en el país. Su captura y reclusión no solo representan un golpe simbólico, sino también un paso crucial para desmantelar las estructuras criminales que operan en la región.

Mientras los procesos judiciales avanzan, se espera que las autoridades mexicanas continúen fortaleciendo las investigaciones para desarticular los vínculos y operaciones que pudieron haber sobrevivido a su ausencia.