El presidente colombiano cuestiona las políticas migratorias de Trump y lanza un mensaje contundente.
En un comunicado que marca un nuevo capítulo en las tensas relaciones entre Colombia y Estados Unidos, el presidente Gustavo Petro anunció que no autorizará el ingreso de aviones norteamericanos con migrantes colombianos deportados, exigiendo un protocolo que garantice el respeto de los derechos humanos.
“Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio. EEUU debe establecer un protocolo de tratamiento digno a los migrantes antes que los recibamos nosotros”, expresó el mandatario a través de su cuenta de X en la madrugada del 26 de enero. La declaración se da en medio de un endurecimiento de las políticas migratorias de la administración de Donald Trump, en su segundo mandato.
Un contexto de deportaciones masivas
El pronunciamiento de Petro surge tras las recientes operaciones de deportación masiva en Estados Unidos. Según datos oficiales, más de 500 personas han sido arrestadas en los últimos días y deportadas en vuelos militares. La administración Trump ha justificado estas medidas señalando la supuesta presencia de criminales en los grupos de deportados. No obstante, organizaciones internacionales de derechos humanos critican estas operaciones por deshumanizar a los migrantes y considerarlas como propaganda política.
Entre las políticas migratorias reinstauradas por Trump destacan la obligación de los solicitantes de asilo de esperar en México, la suspensión de programas legales para migrantes, y la intensificación de deportaciones. Estas acciones, sumadas a la retórica antiinmigrante, han generado controversia tanto en el ámbito doméstico como internacional.
Impacto diplomático y humanitario
La decisión de Colombia de rechazar vuelos con migrantes podría complicar su relación bilateral con Estados Unidos, históricamente uno de sus aliados más importantes. Al mismo tiempo, subraya la creciente presión que enfrentan países de origen y tránsito, como Guatemala y México, para gestionar las consecuencias de estas políticas.
En países receptores de deportados, la crisis migratoria se agrava por la falta de infraestructura para reintegrar a miles de personas que, muchas veces, regresan a contextos de pobreza, violencia y exclusión.
Un llamado al respeto por los derechos humanos
Para el gobierno colombiano, la dignidad de sus ciudadanos en el exterior es un tema central. Petro subrayó que no permitirá que los migrantes sean tratados “como delincuentes” y recalcó la necesidad de establecer protocolos que garanticen el trato humano durante los procesos de deportación.
Por su parte, expertos señalan que las políticas migratorias de Trump podrían responder a intereses electorales, buscando fortalecer su base política mediante medidas controversiales que generan polarización.
Un desafío global
La postura de Petro y las acciones de Estados Unidos revelan las dimensiones globales del dilema migratorio. En un mundo interconectado, las políticas de un país pueden tener repercusiones en las relaciones internacionales, el bienestar de los migrantes y los compromisos asumidos en tratados de derechos humanos.