El presidente saliente dedicó su última conferencia matutina para criticar a sus predecesores y al periodista Carlos Loret de Mola, manteniendo su tono combativo hasta el final de su mandato.
En su última conferencia matutina como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no dejó pasar la oportunidad de continuar con una de las tradiciones más características de su mandato: las críticas directas a figuras políticas y mediáticas de renombre. Durante la “mañanera”, un espacio que él mismo instauró como su plataforma diaria de comunicación, AMLO centró sus ataques en los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, así como en el periodista Carlos Loret de Mola, a quienes señaló por lo que considera errores del pasado y críticas infundadas a su gestión.
“Con Calderón y con Fox estuvo más alto el precio del petróleo, y ¿qué hicieron con esos excedentes? Ahí se los dejo de tarea”, criticó López Obrador en referencia a los expresidentes, subrayando que sus administraciones no aprovecharon lo que calificó como oportunidades económicas desperdiciadas. Con tono desafiante, el mandatario cuestionó el manejo de recursos en aquellos gobiernos, sugiriendo que los excedentes derivados de los altos precios del crudo no fueron utilizados para mejorar las condiciones del país.
Además, López Obrador enfatizó un tema recurrente durante su mandato: el aumento de la violencia en el país bajo la administración de Calderón. “En la administración de Calderón aumentó el índice de letalidad en los enfrentamientos entre presuntos criminales y elementos de las Fuerzas Armadas”, sentenció el presidente, haciendo eco de una de sus críticas más persistentes sobre la militarización y los efectos de la estrategia de seguridad implementada durante el sexenio de Calderón Hinojosa.
En cuanto a Vicente Fox, AMLO ya había lanzado múltiples ataques en su contra en diversas mañaneras, acusándolo de encabezar un gobierno alineado a los intereses de las élites empresariales. Sin embargo, en esta última conferencia, su crítica fue más breve, enfocándose en lo que consideró una mala gestión de los excedentes económicos derivados del petróleo.
Loret de Mola en el centro de las críticas
López Obrador también dedicó parte de su discurso al periodista Carlos Loret de Mola, una figura recurrente en sus conferencias por las investigaciones periodísticas que han puesto en entredicho algunos aspectos de su gobierno. AMLO aprovechó la ocasión para responder a uno de los comentarios de Loret de Mola, quien había sugerido que el presidente planeaba retirarse a vivir a Palenque, en Chiapas, con una serie de obras construidas en su honor.
“Loret dice que me voy a ir a vivir a Palenque y que me mandé a hacer un hospital del ISSSTE, el Tren Maya, un cuartel y una escuela del IPN, como si fuera a regresar”, ironizó el mandatario. “Pero si a esas vamos, allá donde vive él se amplió el Bosque de Chapultepec, se hizo un Cablebús, la Cineteca, y las calzadas flotantes”, respondió en tono sarcástico, comparando las obras en Palenque con proyectos realizados en la Ciudad de México.
Loret de Mola, conductor de Latinus y una de las voces más críticas del gobierno de López Obrador, ha sido blanco frecuente de las críticas presidenciales. El periodista ha presentado investigaciones sobre los familiares del presidente y su círculo cercano, lo que ha intensificado la confrontación entre ambos. Durante los últimos años, Loret se convirtió en uno de los principales señalados en la sección semanal de la mañanera dedicada a desmentir noticias y a señalar lo que AMLO considera ataques mediáticos en su contra.
La Mañanera como plataforma de control de la agenda
Desde que López Obrador asumió la presidencia en 2018, las conferencias mañaneras se convirtieron en el epicentro de la política diaria en México. Cada día, a las 07:00, el presidente marcaba el ritmo de la agenda pública, abordando temas de coyuntura, presentando avances de su administración y, con frecuencia, lanzando críticas a sus detractores. Estas conferencias matutinas se consolidaron como un espacio donde el presidente también se defendía de los ataques mediáticos y políticos, utilizando un estilo de comunicación directa que muchos consideraron populista, pero que sus seguidores alabaron como una muestra de transparencia.
Uno de los puntos más polémicos de las mañaneras fue la sección semanal dirigida por Ana Elizabeth García Vilchis, donde se exhibían errores o mentiras en medios de comunicación y redes sociales. En este segmento, figuras del periodismo mexicano como Ciro Gómez Leyva, Denisse Dresser, Joaquín López Dóriga, y por supuesto, Carlos Loret de Mola, fueron mencionadas de manera frecuente, lo que desató fuertes debates sobre la libertad de expresión y el papel de la crítica en la democracia.
Además de los periodistas, empresas de medios tanto nacionales como internacionales también estuvieron en el ojo del huracán. Latinus, Reforma, El Universal, Proceso, y hasta periódicos internacionales como The New York Times y The Washington Post fueron señalados en distintas ocasiones por difundir información que, a juicio del presidente, tergiversaba la realidad o tenía tintes políticos contrarios a su gobierno.
Cierre de un ciclo
Con el final del mandato de AMLO a la vista, la última mañanera cierra un ciclo de comunicación presidencial sin precedentes en la historia de México. Para bien o para mal, las conferencias matutinas de López Obrador lograron posicionarse como un referente informativo diario, en el que se combinaban anuncios de gobierno, reflexiones personales, respuestas a críticas y, como en esta última edición, ataques a figuras clave de la política y los medios.
Mientras México se prepara para una nueva era política, queda por ver si las mañaneras perdurarán como un formato de comunicación bajo futuras administraciones o si desaparecerán junto con la presidencia de López Obrador.