Claudia Sheinbaum, presidenta de México, condenó el ataque armado contra Evo Morales y urgió a la paz.
En un firme pronunciamiento este lunes 28 de octubre, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, expresó su solidaridad con el expresidente de Bolivia, Evo Morales, tras el ataque armado que este último denunció haber sufrido la madrugada del domingo 27. Desde Palacio Nacional, Sheinbaum condenó el atentado y reiteró su rechazo a la violencia en la política, enfatizando la importancia de resolver los conflictos mediante vías pacíficas.
“Por supuesto que lo condenamos, nuestra solidaridad con Evo Morales y siempre un llamado a evitar la violencia. Que sea la paz y la definición política; la política está para eso, para evitar la violencia”, declaró la presidenta, quien se dirigió al pueblo mexicano en su conferencia de prensa diaria.
El atentado contra Evo Morales: denuncias y detalles
La denuncia del atentado fue dada a conocer por Evo Morales ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el domingo, al tiempo que pidió que se activara el Artículo 41 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos para salvaguardar su vida. Morales detalló que durante su trayecto en automóvil hacia un programa de radio, un grupo de encapuchados disparó al menos catorce veces contra el vehículo en el que se trasladaba. Ninguno de los disparos llegó a herirlo, lo cual, según su declaración, fue producto de la intervención de los movimientos sociales que lo respaldan.
Morales responsabilizó directamente al actual presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, y a su gobierno por el ataque. El líder del Movimiento al Socialismo (MAS) afirmó que este atentado fue planeado en una reunión de Arce con su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, en un intento coordinado entre las fuerzas militares y policiales para eliminarlo físicamente.
Respuesta de Arce y las acusaciones de Morales
Luis Arce, presidente de Bolivia, reaccionó de inmediato ordenando una investigación exhaustiva del ataque. En un comunicado oficial, Arce rechazó la violencia en la política y aseguró que la resolución de los problemas no debe buscarse “con la búsqueda de muertos ni con especulaciones tendenciosas”. Al mismo tiempo, cuestionó la veracidad de las acusaciones lanzadas por Morales, insistiendo en que se esclarecerán los hechos.
En su denuncia pública y en redes sociales, Morales profundizó en sus críticas hacia el gobierno de Arce, acusándolo de una “derrota política” y de haber perdido legitimidad ante el pueblo boliviano. Morales argumentó que la actual administración es responsable del estancamiento económico que atraviesa Bolivia, con una inflación creciente que ha afectado directamente al poder adquisitivo de la población. Según Morales, el atentado es un reflejo de la “ineficiencia y corrupción” que aqueja al gobierno de Arce y que habría impulsado el intento de asesinato.
Solidaridad internacional y postura de Sheinbaum
La solidaridad manifestada por Claudia Sheinbaum hacia Morales se suma a un creciente respaldo internacional que ha empezado a recibir el exmandatario boliviano tras denunciar el atentado. Diversos líderes y sectores sociales de América Latina han expresado su preocupación por la situación en Bolivia y por los actos de violencia en contra de figuras políticas de alto perfil. La postura de Sheinbaum se enmarca dentro de una tradición diplomática mexicana que rechaza las prácticas violentas en la política y promueve la resolución de conflictos de manera pacífica.
La presidenta subrayó en su mensaje que es fundamental “evitar la violencia” en los conflictos políticos y sociales. Este llamado a la paz se produce en un contexto regional donde los conflictos sociales y políticos han escalado en varios países de América Latina, lo cual preocupa a líderes como Sheinbaum, que abogan por la estabilidad y la no intervención violenta en los asuntos internos de los países.
Este incidente ha reavivado un debate en Bolivia sobre el papel de las fuerzas armadas y el uso de la fuerza en el contexto de una crisis política y económica que enfrenta el país. La denuncia de Morales, sumada a las tensiones dentro del gobierno de Arce, incrementa la presión sobre el mandatario boliviano para aclarar los hechos y brindar transparencia ante las acusaciones de conspiración y violencia política.