Simpatizantes de Morales refuerzan la vigilia con zanjas y escudos para impedir su captura.
Tensión en el bastión político de Evo Morales
El clima político en Bolivia se agrava tras las acciones de seguidores del expresidente Evo Morales, quienes han cavado zanjas en el Trópico de Cochabamba para impedir la posible llegada de aeronaves policiales en el marco de su orden de captura. Desde octubre de 2024, Morales permanece en Lauca Ñ, donde enfrenta acusaciones de trata agravada de personas, un caso que ha sacudido el panorama político nacional.
Franco García, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), justificó estas medidas: “Sabemos que el ministro de Gobierno tiene un plan para intervenir y enlutar a los bolivianos”. Los simpatizantes aseguran que mantendrán la “vigilia” hasta detener lo que consideran una persecución política.
El caso, que involucra una presunta relación de Morales con una menor en 2016, ha sido un catalizador en la fractura interna del MAS y ha tensado las relaciones entre Morales y el presidente Luis Arce. La Justicia boliviana declaró al exmandatario en rebeldía el pasado 17 de enero, congelando sus cuentas bancarias y ordenando el arraigo nacional.
Un cerco humano y político
Las vigilias en Lauca Ñ han escalado con la llegada de grupos organizados desde distintas regiones del país. Armados con palos y escudos de hierro, los simpatizantes aseguran estar “cubriendo la vida” de Morales y organizándose para “defender su integridad”. García denunció pruebas “fabricadas” por la Fiscalía, mientras otros líderes locales acusaron directamente al ministro de Gobierno y a la fiscal de Tarija, Sandra Gutiérrez, de conspirar contra el expresidente.
El gobierno de Luis Arce, por su parte, asegura que el operativo para la captura de Morales avanza de manera “milimétrica”. Sin embargo, desde la emisión de la orden de aprehensión en octubre de 2024, esta no se ha concretado.
La sombra del ‘Plan Negro’
Evo Morales calificó la acusación como parte del denominado ‘Plan Negro’, una supuesta estrategia del gobierno de Luis Arce para atribuirle delitos y deslegitimarlo políticamente. La fractura entre ambos líderes se remonta a finales de 2021, cuando surgieron discrepancias sobre el control del MAS y las decisiones gubernamentales.
En respuesta, el ministro de Gobierno ha sido enfático en que no se detendrán los esfuerzos para ejecutar la orden judicial. Este conflicto ha tensado aún más la estabilidad del MAS, un movimiento que enfrenta crecientes divisiones internas entre quienes apoyan al actual presidente y los que permanecen leales a Morales.
Un conflicto sin resolución inmediata
El cerco humano alrededor de Morales y las declaraciones de sus seguidores revelan un clima de polarización que va más allá de los aspectos legales. La fractura política en Bolivia sigue profundizándose, mientras la vigilia en Lauca Ñ refuerza el simbolismo del Trópico de Cochabamba como bastión de resistencia frente al gobierno de Arce.