El ex presidente mexicano criticó la captura de instituciones por el crimen organizado y alertó sobre la creciente militarización en el país, comparando la situación con la de Cuba y Venezuela.
En un panel titulado ‘UE y América Latina: ¿qué futuro?’ organizado por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), el ex presidente de México, Felipe Calderón, emitió fuertes advertencias sobre el presente y futuro del país. Calderón alertó que América Latina, y particularmente México, se encuentran bajo la amenaza creciente del crimen organizado y el narcotráfico, sugiriendo que la región corre el riesgo de convertirse en una serie de “narcoestados”. A su juicio, la reciente aprobación de la reforma al Poder Judicial en México ha sido un golpe fatal a la democracia, cuyo declive considera ya evidente.
“América Latina está siendo capturada por el crimen organizado y el narcotráfico”, aseveró Calderón durante su intervención, destacando la grave situación institucional que atraviesan países como México, comparándola con naciones como Cuba y Venezuela, donde la falta de separación de poderes y la influencia del crimen organizado, según él, han erosionado sus democracias.
Calderón, quien presidió México entre 2006 y 2012, se mostró particularmente preocupado por lo que definió como la desaparición de la independencia del Poder Judicial en su país. En su discurso, enfatizó que la reciente reforma impulsada por el gobierno ha eliminado la separación de poderes, dejando a las instituciones vulnerables a la captura por parte de actores criminales.
Estas declaraciones no pasaron desapercibidas, especialmente considerando el papel de Calderón en la historia reciente de México, donde es recordado por su lucha frontal contra el narcotráfico durante su mandato. La “Guerra contra el narcotráfico”, una de las principales estrategias de su gobierno, movilizó al Ejército mexicano en operaciones masivas contra los carteles, lo que desató una ola de violencia que dejó más de 120 mil muertos.
El impacto de la militarización en la seguridad pública fue tema central también en la reunión de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado. En ese espacio, Marko Cortés, líder del Partido Acción Nacional (PAN), se refirió a la responsabilidad de Calderón en la creciente violencia durante su sexenio. Según Cortés, la decisión de sacar a los militares a las calles fue un factor determinante en el incremento de los homicidios en el país. Sin embargo, también apuntó que la actual administración, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha superado los niveles de violencia, convirtiéndose en la más violenta de la historia reciente de México.
El senador blanquiazul expresó preocupación por la creciente militarización bajo el actual gobierno, recordando que el partido de López Obrador se había opuesto firmemente a esta medida en el pasado, pero ahora la promueve activamente. En este sentido, Cortés argumentó que la militarización no ha sido una solución efectiva para la violencia, y que su uso continuado solo está exacerbando la situación.
Las palabras de Calderón también resonaron más allá de las fronteras mexicanas. Durante el panel, el ex mandatario compartió escenario con el ex presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, y el ex presidente del gobierno de España, José María Aznar. Ambos líderes expresaron sus propias preocupaciones sobre la situación de seguridad en América Latina, haciendo eco de las advertencias de Calderón sobre el avance del narcotráfico y el debilitamiento de las instituciones democráticas.
A pesar de las críticas, la estrategia de Calderón en la lucha contra el crimen organizado sigue siendo un tema divisivo en la política mexicana. Para algunos, su política fue un intento valiente de enfrentar a los poderosos cárteles de la droga, mientras que otros la consideran una causa directa de la violencia que aún asola al país. No obstante, lo que parece claro es que, para Calderón, la actual situación en México representa una crisis de magnitudes históricas, en la que el narcotráfico ha logrado infiltrarse en los niveles más altos del Estado, poniendo en peligro no solo la seguridad pública, sino la misma estructura democrática del país.