Morenistas vinculados al Cártel de Sinaloa en la mira tras asesinato de Héctor Cuén Ojeda

La captura de Ismael “El Mayo” Zambada desata un torbellino en el panorama político y criminal de México, con dos figuras de Morena bajo escrutinio por sus presuntos lazos con el narcotráfico.

El asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y prominente político, ha generado un impacto profundo en la región, revelando la peligrosa intersección entre el narcotráfico y la política en México. La reciente detención de Ismael “El Mayo” Zambada ha desencadenado una serie de eventos que están sacudiendo tanto al Cártel de Sinaloa como a figuras clave dentro del partido Morena.

Según Anabel Hernández, periodista y autora de “La Historia Secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa”, la muerte de Cuén Ojeda es solo el comienzo de un conflicto interno que involucra a altos mandos del cártel y figuras políticas de alto perfil, incluyendo al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.

La captura de Zambada ha intensificado una guerra entre las facciones del cártel, los “Chapitos” y los “Mayos”, lo que ha puesto en riesgo a varios políticos vinculados a estas organizaciones. Entre los señalados por Hernández están Cristóbal Castañeda, exsecretario de Seguridad Pública de Sinaloa, y José Paz López Elenes, actual alcalde de Badiraguato.

Castañeda, quien renunció a su cargo en 2023, es descrito por Hernández como un “siervo” del Cártel de Sinaloa, obedeciendo tanto a “El Mayo” Zambada como a “Los Chapitos”. Durante su gestión, estuvo involucrado en operativos clave como los “Culiacanazos”, destinados a la captura de Ovidio Guzmán. Sin embargo, su cercanía al cártel y su posterior nombramiento como secretario de Seguridad Pública del Estado de México por la gobernadora Delfina Gómez han suscitado críticas y alarmas, dado su pasado vinculado al narcotráfico.

Por otro lado, López Elenes, alcalde de Badiraguato, también está en la mira. Según Hernández, López Elenes fue un intermediario crucial entre el cártel y el gobernador Rocha Moya, participando en reuniones con figuras como Aureliano Guzmán, alias “El Guano”, y Archivaldo Guzmán Salazar, líder de “Los Chapitos”. Estas conexiones han puesto a López Elenes en una posición vulnerable, especialmente ahora que el gobierno de Estados Unidos ha intensificado su vigilancia sobre él.

Ambos políticos, según Hernández, deberían estar preocupados no solo por las posibles represalias del cártel, sino también por las investigaciones que podrían desatarse tanto en México como en el extranjero. En un contexto donde las fronteras entre la política y el crimen organizado parecen cada vez más difusas, los recientes acontecimientos son un recordatorio de los riesgos inherentes a esta peligrosa interacción.