El Tren Maya, el AIFA y la Refinería de Dos Bocas, tres de los proyectos insignia de López Obrador, registraron sobrecostos multimillonarios. La inversión final superó las previsiones iniciales por más de 400 mil millones de pesos.
Las tres megaobras promovidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su sexenio, el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la Refinería de Dos Bocas, han generado una amplia polémica no solo por sus impactos económicos, sino también por los costos que han excedido considerablemente las previsiones iniciales.
El Tren Maya y su costo inflado
Uno de los principales proyectos de la administración de López Obrador, el Tren Maya, fue diseñado para revitalizar la economía del sureste mexicano al conectar los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Inicialmente, la obra fue estimada en 150 mil millones de pesos. Sin embargo, al cierre del sexenio, la cifra escaló hasta cerca de 500 mil millones de pesos, según analistas económicos. Los sobrecostos del proyecto se atribuyen a problemas en la planeación, complicaciones con los derechos de vía y ajustes en los tramos del recorrido.
A pesar de estas dificultades, el presidente defendió el Tren Maya como una obra de “justicia social” para las comunidades del sureste, prometiendo que será un motor de desarrollo regional. Aún con los sobrecostos, el gobierno insiste en que los beneficios a largo plazo compensarán el gasto.
AIFA: De alternativa a sobrecostoso
Otro de los grandes proyectos del sexenio, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, nació de la polémica cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco. La decisión de desechar el NAIM fue justificada por el presidente bajo la premisa de evitar el despilfarro de recursos y desarrollar una alternativa más económica en la Base Aérea de Santa Lucía.
En un principio, el AIFA se presupuestó en 74 mil 535 millones de pesos, pero el proyecto rápidamente sobrepasó estas expectativas. Para 2024, la Secretaría de Hacienda había asignado más de 116 mil millones de pesos para la construcción y mejoramiento de las vías de comunicación hacia el aeropuerto, mientras algunas obras aún están en marcha a pesar de que el puerto aéreo ya está en funcionamiento.
Dos Bocas: Un megaproyecto energético en expansión
En cuanto a la Refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, la promesa original de la administración fue construirla con un costo de 8 mil millones de dólares. Sin embargo, la cifra final reconocida oficialmente alcanzó los 12 mil millones, mientras que organismos como Bloomberg estiman que el costo podría acercarse a los 20 mil millones de dólares.
Este megaproyecto, destinado a reducir la dependencia energética de México al refinar petróleo nacional, ha sido criticado por su falta de rentabilidad a corto plazo. Aunque la refinería aún no opera a plena capacidad, el gobierno sostiene que su puesta en marcha será un hito en la autosuficiencia energética del país.
La etiqueta de Seguridad Nacional
En medio de las controversias sobre el costo de las megaobras, López Obrador decretó que los proyectos fueran catalogados como asuntos de Seguridad Nacional, lo que impide la divulgación completa de la información relacionada con su gasto. A pesar de esta medida, diversas consultoras y organizaciones de transparencia han estimado que los sobrecostos de los tres proyectos superan los 400 mil millones de pesos.
Estos sobrecostos, según expertos, reflejan fallos en la planeación, imprecisiones en las estimaciones iniciales y modificaciones a los proyectos sobre la marcha. Sin embargo, el presidente continúa defendiendo estas obras como fundamentales para el desarrollo del país.
Un legado en debate
A medida que se acerca el final del sexenio de López Obrador, las megaobras como el Tren Maya, el AIFA y Dos Bocas se consolidan como parte central de su legado, aunque su costo ha generado críticas en diversos sectores. Para el presidente, se trata de proyectos esenciales para la transformación de México, mientras que los opositores señalan que los sobrecostos y la falta de transparencia financiera ponen en duda la viabilidad de estas inversiones a largo plazo.