El despliegue militar busca evitar una escalada de violencia tras la captura de líderes del Cártel de Sinaloa. La movilización incluye mil soldados y el apoyo de la Guardia Nacional en puntos estratégicos.
En un esfuerzo por contener un posible conflicto armado entre las facciones del Cártel de Sinaloa, el Ejército Mexicano ha incrementado su presencia en Culiacán, Sinaloa, con el despliegue de mil soldados. Este movimiento responde a crecientes tensiones dentro de la organización criminal tras la reciente detención de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López en El Paso, Texas, lo que ha avivado el temor de un enfrentamiento entre Los Chapitos y La Mayiza, facciones rivales dentro del mismo cartel.
Según diversas fuentes, la posibilidad de una “guerra” entre estos dos grupos se ha intensificado, en particular luego de que Ismael Zambada García, conocido como “El Mayo”, fuera presuntamente entregado a las autoridades estadounidenses por el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, su antiguo aliado. Esta traición ha profundizado la división en el cártel, desencadenando una serie de acciones por parte de ambas facciones para prepararse ante un eventual enfrentamiento.
Reportes de inteligencia y declaraciones de miembros anónimos del Cártel de Sinaloa al periodista José de Córdoba, de The Wall Street Journal, indican que Los Chapitos, encabezados por los hijos de El Chapo, han estado reclutando sicarios, llegando a contar con un ejército de hasta 5 mil hombres. En contraste, el heredero de Zambada, Ismael “Mayito Flaco” Zambada, aunque con menos hombres a su disposición, podría fortalecer su posición mediante las alianzas que su padre forjó a lo largo de cinco décadas de actividad criminal.
Ante la creciente posibilidad de conflicto, el gobierno federal ha decidido intervenir de manera preventiva en Sinaloa. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha enviado un contingente adicional de 600 militares a Culiacán, elevando el total a mil efectivos. Este despliegue comenzó a finales de julio, cuando llegaron los primeros 400 soldados de élite, incluidos miembros del Cuerpo de Fuerzas Especiales y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, confirmó la vinculación de al menos diez homicidios recientes en la región con la detención de los líderes del cártel, lo que motivó la solicitud de mayor presencia militar en el estado. “Yo le pedí al presidente que nos ayudara a cuidar a los sinaloenses por posibles secuelas”, declaró Rocha Moya el 20 de agosto.
La movilización de tropas no se limita a la capital sinaloense; se han establecido puestos de control en las principales rutas de acceso al estado, tanto en el norte como en el sur, con el apoyo de la Guardia Nacional. Estas medidas buscan prevenir la entrada de grupos armados y mantener la vigilancia sobre posibles movimientos sospechosos en la región.
A pesar de que Sinaloa no ha experimentado incidentes graves en las últimas semanas, la situación es extremadamente delicada. En áreas rurales de Culiacán, como La Loma, se ha observado un incremento en la actividad de “halcones” —informantes de los cárteles— que vigilan los movimientos de los habitantes y cualquier presencia ajena. Esta tensa calma podría romperse en cualquier momento, y el gobierno mexicano está tomando todas las precauciones necesarias para evitar una escalada de violencia que podría sumir a Culiacán en una situación de guerra abierta entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa.