Sinaloa: La Frontera Imaginaria que Divide el Imperio de El Mayo Zambada y Los Chapitos

La región entre Culiacán y Mazatlán, refugio de El Mayo Zambada, es escenario de la pugna entre las facciones del Cártel de Sinaloa. Autoridades mexicanas siguen sin detener a su exlíder tras más de 50 años de criminalidad.

En el corazón de Sinaloa, una “frontera imaginaria” divide al estado en dos territorios controlados por distintas facciones del Cártel de Sinaloa, una organización criminal que ha mantenido un dominio casi inquebrantable durante décadas. Por un lado, está el territorio de Ismael “El Mayo” Zambada, el legendario capo que ha evadido la captura por más de medio siglo, y por otro, el área controlada por Los Chapitos, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El Mayo Zambada, quien fuera el líder del cártel más poderoso de México, ha encontrado refugio y construido su “paraíso” en una región estratégica entre Culiacán y Mazatlán. Este territorio no solo le ofrecía seguridad, sino que también se convirtió en el centro de sus operaciones. Según diversas investigaciones, incluidos los testimonios recogidos por la periodista Anabel Hernández en su libro El Traidor, Zambada mantenía su dominio en zonas como El Salado, Costa Rica, El Dorado y Cruz de Elota, gracias a una red de complicidad que incluía a altos mandos de la Policía Judicial del estado.

La complicidad entre las autoridades y el cártel fue clave para la permanencia de Zambada en la sierra sinaloense. Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, conocido como “Chuy Toño”, entonces jefe de la Policía Judicial, mantenía una estrecha relación con Zambada y, según los testimonios recogidos, le proporcionaba información crucial para evitar operativos en su contra. Esta alianza no solo garantizaba la seguridad de Zambada, sino que también le permitía manejar sus operaciones criminales con un margen de impunidad, protegido en gran medida por sobornos que alcanzaban hasta el millón de dólares mensuales.

La situación en Sinaloa se torna aún más compleja si se toma en cuenta la actual división del Cártel de Sinaloa. La traición, presuntamente por parte de Los Chapitos, ha generado una separación entre las facciones, con territorios claramente delimitados y custodiados por hombres armados. La frontera imaginaria que divide las áreas de influencia de El Mayo y Los Chapitos se ubica entre el municipio de Eldorado y la comunidad de El Salado, con La Loma como el punto de inflexión entre ambos dominios.

En medio de este conflicto, el contexto político en Sinaloa también refleja la influencia del narcotráfico. De los 20 municipios del estado, 15 serán gobernados por Morena, el partido que se ha consolidado como la fuerza política dominante en la región. No obstante, la victoria de Morena no fue total. El municipio de Elota, una de las zonas controladas por El Mayo Zambada, fue uno de los pocos donde Morena perdió. Esto es significativo debido a las acusaciones que vinculan a la alcaldesa de Elota, Ana Karen Val Medina, con René Bastidas Mercado, alias “El 00”, presunto operador del Cártel de Sinaloa.

Por otro lado, Morena mantuvo su dominio en otras áreas claves del cártel. En Eldorado, bastión de Los Chapitos, el partido arrasó con el 57.4% de los votos, mientras que en Culiacán, cuna de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, la victoria fue contundente con un 49%. Asimismo, en Badiraguato, tierra natal de El Chapo Guzmán y del actual gobernador Rubén Rocha Moya, Morena se impuso con el 43.8% de los sufragios.

Estos resultados electorales reflejan la compleja relación entre la política y el narcotráfico en Sinaloa. Aunque Morena ha logrado consolidarse en gran parte del estado, la sombra del Cártel de Sinaloa y sus divisiones internas continúa siendo un factor determinante en la vida política y social de la región.

La pugna entre El Mayo Zambada y Los Chapitos por el control del cártel más poderoso de México sigue latente, con la frontera imaginaria como el principal escenario de un conflicto que parece no tener fin. Mientras tanto, las autoridades mexicanas siguen sin poder capturar a uno de los capos más legendarios del narcotráfico, cuya influencia sigue moldeando el destino de Sinaloa.