24 de abril de 2025
Una botella de plástico evidencia el abandono hospitalario y las fallas del IMSS Bienestar en Tabasco
Una botella de plástico como incubadora: el rostro de un sistema de salud abandonado
La imagen de un recién nacido siendo atendido con una botella de plástico en el Hospital IMSS Bienestar de Tabasco no solo conmueve: indigna. No se trata de una crítica hacia el personal médico que, frente a la escasez de recursos, hace lo imposible por salvar vidas.
Se trata de una denuncia firme hacia quienes han dejado que el sistema de salud en México llegue a este nivel de abandono.

el Hospital de Macuspana, Tabasco, por falta de equipo.
Fallas en hospitales públicos son una constante nacional
Es esencial subrayar que los médicos y enfermeros de este país merecen nuestro respeto. Lo que vimos en Tabasco es, de hecho, una muestra dolorosa del ingenio al que están obligados debido a la falta de insumos, infraestructura y apoyo institucional. En vez de
contar con herramientas adecuadas, el personal de salud se ve forzado a improvisar con lo que tiene a su alcance. No por negligencia, sino por sobrevivencia.
Lo verdaderamente preocupante es que esta situación no es aislada. Se repite a lo largo del país: hospitales sin medicamentos, clínicas sin personal suficiente, unidades sin equipamiento básico. Y todo esto contrasta drásticamente con las promesas que, sexenio tras sexenio, los ciudadanos hemos escuchado.
Del “mejor que Dinamarca” a la cruda realidad
El expresidente Andrés Manuel López Obrador aseguró reiteradamente que México tendría un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca” al término de su gobierno. Hoy, la realidad nos muestra lo contrario. No solo no alcanzamos el nivel de un sistema de salud escandinavo: ni siquiera se garantizan condiciones mínimas de atención digna en muchas regiones del país.
La salud pública en México no puede ser una promesa vacía ni un discurso de campaña. Es un derecho humano fundamental que exige compromiso, inversión y voluntad política. Las escenas como la de Tabasco deben ser un punto de inflexión. No para buscar culpables entre los más vulnerables del sistema, sino para exigir respuestas a quienes lo dirigen desde la comodidad del poder.
México no necesita promesas grandilocuentes. Necesita acción. Necesita verdad. Y, sobre todo, necesita justicia para quienes, al nacer, ya cargan con el peso del olvido institucional.