En una sentencia pionera, un tribunal de Las Palmas ha otorgado la incapacidad permanente absoluta a Ana (nombre ficticio), una empleada del aeropuerto de Gran Canaria, quien padecía el síndrome de burnout, también conocido como síndrome del trabajador quemado. Esta condición ha sido reconocida como enfermedad profesional por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2022.
Ana, de 56 años, trabajó durante más de 35 años como agente en el aeropuerto de Gran Canaria. Desde 2015, su vida laboral estuvo marcada por cinco bajas médicas debido a episodios de ansiedad y reacciones agudas al estrés. Sus jornadas laborales, caracterizadas por turnos prolongados, alta carga de trabajo y un entorno conflictivo, deterioraron gravemente su salud mental y social.
En declaraciones a elDiario.es, Ana describe cómo la frustración y desmotivación en su trabajo la llevaron a un punto de no poder desempeñarse con la eficiencia deseada. “Había que atender muchos frentes con pocos medios. A veces estaba sola en el turno, manejando pérdidas masivas de maletas, atendiendo ventanillas, turoperadores y un teléfono que no paraba de sonar”, relata.
Inicialmente, el Instituto Nacional de la Seguridad Social denegó su solicitud de incapacidad. No obstante, el juez de lo Social 5 de Las Palmas falló a su favor, basándose en informes médicos y periciales que corroboraban el diagnóstico de burnout y su progresión hacia un trastorno depresivo. La abogada Fany Barreto, quien también había sufrido y ganado un caso similar en 2016, fue crucial en la defensa de Ana.
“Fuimos a un psicólogo perito, me hizo todos los test para evaluar si había burnout y el resultado fue positivo”, recuerda Ana. La trabajadora expresa un alivio palpable tras la sentencia: “Ahora me siento como si me hubieran vaciado la mochila de esa sobrecarga emocional que llevo soportando desde hace años. Aún tengo secuelas y debo seguir tratando el estado depresivo generado.”
El Síndrome del Trabajador Quemado
El síndrome de burnout resulta de un estrés laboral crónico y se manifiesta con agotamiento físico y mental, despersonalización y una significativa disminución de la productividad. Los síntomas incluyen fatiga crónica, alteraciones físicas como dolores musculares y problemas gastrointestinales, así como ansiedad y depresión. Los trabajadores afectados pueden mostrar indiferencia y desapego hacia sus responsabilidades, aumentando la irritabilidad y reduciendo el compromiso laboral.
Combatir este síndrome requiere identificar tanto las causas personales como organizacionales del estrés, e implementar medidas preventivas como cambios en el entorno laboral, asesoramiento psicológico y, en algunos casos, la reubicación del trabajador.
Esta sentencia marca un precedente importante en la lucha por el reconocimiento y tratamiento adecuado del síndrome de burnout en el ámbito laboral, subrayando la importancia de condiciones de trabajo saludables y apoyo psicológico para prevenir esta debilitante condición.