Video revela presunto sometimiento de adolescente desaparecido en Guerrero

El video muestra a Ángel Barrera, de 14 años, hablando bajo presión de un grupo criminal.

Chilpancingo, Guerrero. Las tensiones se han intensificado en Guerrero, un estado ya golpeado por la violencia, tras la difusión de un video estremecedor que muestra a un adolescente desaparecido, Ángel Barrera Millán, de 14 años, sometido y aparentemente forzado a emitir declaraciones bajo la amenaza de un grupo criminal.

El pasado 22 de octubre fue la última vez que se supo del joven, quien desapareció mientras se dirigía a la comunidad El Epazote, en el municipio de Chilapa de Álvarez. Ahora, casi dos semanas después, las autoridades y sus familiares siguen buscando respuestas, mientras se temen los peores escenarios posibles. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero ha reconocido oficialmente la desaparición de Ángel y ha alertado que el menor podría ser víctima de un delito.

El caso de Ángel no es aislado: él es una de las 16 personas originarias de la comunidad de Chautipan, en Chilpancingo, que han desaparecido en un periodo de dos semanas. Las desapariciones han puesto de manifiesto la inseguridad endémica en la región y han desatado un operativo masivo de búsqueda por parte de las autoridades locales.

El perturbador video y la intervención de los grupos criminales

Durante la mañana del 4 de noviembre, la circulación del video en redes sociales y medios locales provocó consternación y preocupación generalizadas. En el material audiovisual, se observa a Ángel Barrera con las manos atadas y sin calzado, sentado frente a un árbol en una ubicación desconocida. Su expresión y tono de voz sugieren que el menor se encuentra bajo coacción, mientras declara que Los Jaliacos, un grupo delictivo de la región, le ordenaron tareas de vigilancia en el territorio controlado por Los Ardillos, otra organización criminal.

“Nos mandaron a checar territorio de Los Ardillos, a checar las calles, los carros, camionetas, cuando los veían armados les tomaban fotos (sic.)”, declara el joven en el video. Las palabras de Ángel reflejan el modus operandi de los grupos criminales que utilizan a menores para operaciones de espionaje y patrullaje en zonas de alta tensión.

Según información de Infobae México, Los Jaliacos tienen presencia significativa en la sierra de Chilpancingo y forman parte de un complejo entramado delictivo que disputa el control territorial. Entre las organizaciones rivales se encuentran Los Ardillos, Los Tlacos, el Cártel del Sur y la Nueva Familia Michoacana. Esta lucha por el control no solo involucra actividades ilícitas, sino también posibles vínculos políticos que intensifican la violencia en la zona.

Desaparecidos y la angustia de las familias

Los casos de desaparición que ahora centran la atención comenzaron el 21 de octubre, cuando seis personas partieron de Chautipan hacia El Epazote para vender trastes, sin que se volviera a saber de ellos. Los desaparecidos de ese día incluyen a Pedro Ismael Barrera Millán, de 22 años, y Marco Antonio Barrera Millán, de 31 años. A ellos les siguieron desapariciones reportadas los días 22 y 27 de octubre, afectando a habitantes de diversas edades, desde adolescentes de 13 y 14 años hasta adultos de más de 50.

La lista de personas no localizadas incluye a menores como Raymundo Santos Francisco, de 13 años, Leandro Geovanni Francisco Sacristán, de 14 años, y Diego Alonso Francisco Sacristán, de 16 años, lo que ha encendido las alarmas sobre el peligro al que se enfrentan los niños y adolescentes de la región.

Ante el temor y la incertidumbre, la Fiscalía de Guerrero ha ofrecido una recompensa de hasta un millón de pesos por información que pueda llevar a localizar a las 16 personas desaparecidas. Sin embargo, hasta el momento, las autoridades no han emitido ningún pronunciamiento sobre la autenticidad del video ni sobre el estado de salud de Ángel Barrera.

Resonancia social y el llamado a la acción

Las desapariciones y el video de Ángel han provocado una reacción de angustia y exigencia de justicia por parte de la sociedad civil y familiares de las víctimas. Las organizaciones de derechos humanos también han hecho eco de la situación, presionando a las autoridades para que intensifiquen las investigaciones y garanticen la seguridad en una región atormentada por la violencia criminal.

Los familiares de las y los desaparecidos han solicitado a las autoridades locales y federales mayor atención y recursos para encontrar a sus seres queridos, al tiempo que expresan su miedo de que los involucrados puedan estar en manos de grupos delictivos que operan con relativa impunidad.

La crisis de seguridad en Guerrero, simbolizada por casos como el de Ángel Barrera, evidencia una situación que exige una respuesta más contundente de las instituciones de justicia y de la sociedad en su conjunto. A medida que las familias esperan noticias, la comunidad de Chautipan y la región circundante permanecen en un estado de desesperanza y ansiedad, con la esperanza de que se haga justicia y que los desaparecidos regresen con vida.