Un pequeño país europeo que guarda siglos de historia.
Entre las colinas de la región italiana de Emilia-Romaña y las montañas de los Apeninos, se encuentra un diminuto pero fascinante Estado soberano: San Marino. Con una superficie de tan solo 61 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 34,000 habitantes, San Marino ostenta un título único: el país más antiguo del mundo del que se tiene registro.
Su historia se remonta al año 301 d.C., cuando un humilde cantero cristiano llamado Marino fundó una comunidad en el Monte Titano, buscando refugio de las persecuciones religiosas del Imperio Romano. Según la tradición, Marino dedicó el asentamiento a la libertad y la paz, principios que han caracterizado a la República desde entonces.
A lo largo de los siglos, San Marino logró mantener su independencia frente a las amenazas de potencias vecinas. Incluso Napoleón Bonaparte, conocido por su ambición territorial, respetó la soberanía de este pequeño Estado cuando expandía su imperio en Europa.
Hoy en día, San Marino es un destino turístico popular que combina su riqueza histórica con impresionantes paisajes montañosos. Lugares emblemáticos como la Fortaleza de Guaita y las Tres Torres de San Marino atraen a visitantes de todo el mundo, ansiosos por descubrir su legado. Además, su sistema político, que aún conserva tradiciones medievales, es otro testimonio de su singularidad.
Con más de 1,700 años de existencia, San Marino no solo es un ejemplo de resistencia y perseverancia, sino también una joya histórica que sigue brillando en el corazón de Europa.
