El presidente López Obrador izó la bandera a media asta en el Zócalo, recordando a las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017, acompañado de su gabinete y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Este 19 de septiembre, en punto de las 7:15 horas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó por última vez como mandatario la ceremonia de izamiento de bandera en el Zócalo capitalino para conmemorar a las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017. Acompañado de Claudia Sheinbaum, presidenta electa, y miembros de su gabinete, el jefe del Ejecutivo rindió tributo a los fallecidos en estos devastadores sismos que dejaron huellas profundas en la memoria de los mexicanos.
Como ocurre cada año, la ceremonia se realizó de manera solemne. El presidente, junto con Sheinbaum y altos funcionarios, izó la bandera a media asta, en un acto cargado de simbolismo y respeto. Además de Sheinbaum, estuvieron presentes el general Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional; el almirante José Rafael Ojeda Durán, titular de la Secretaría de Marina; la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, entre otros.
El evento no incluyó discursos, y fue la banda de guerra de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la encargada de entonar los honores correspondientes. Al término de la ceremonia, el presidente, acompañado por Sheinbaum y los funcionarios, caminó hacia Palacio Nacional para continuar con la agenda del día. Sin embargo, al retirarse, una muestra de cariño de los civiles presentes sorprendió a todos.
Civiles expresan su gratitud hacia López Obrador
Al concluir el evento, en medio del ambiente solemne, comenzaron a escucharse voces desde la multitud que se encontraba en el primer cuadro de la capital. Gritos como “Es un honor estar con Obrador”, “Te amamos, presidente”, y “Gracias” resonaron con fuerza, un recordatorio del apoyo popular que López Obrador sigue generando en diversos sectores de la población.
Este gesto emocionó visiblemente tanto al presidente como a Claudia Sheinbaum, quien, al escuchar las palabras de los ciudadanos, esbozó una sonrisa. No es la primera vez que se presentan estas manifestaciones públicas de aprecio, y en esta ocasión adquirieron un matiz especial, dado que fue la última ceremonia del 19-S que AMLO encabeza como presidente antes de finalizar su mandato.
López Obrador, a pesar de la seriedad del evento, se detuvo brevemente antes de ingresar a Palacio Nacional para agradecer el apoyo y cariño de los presentes.
El significado del 19 de septiembre para México
El 19 de septiembre es una fecha profundamente simbólica en México debido a los dos terremotos catastróficos que marcaron la historia del país, ocurridos en 1985 y 2017. Ambos sismos, a pesar de ocurrir con 32 años de diferencia, generaron devastación y un alto número de víctimas.
En 1985, a las 07:17 horas, un terremoto de magnitud 8.1 sacudió la Ciudad de México. El epicentro se localizó en la costa del Pacífico, cerca de Michoacán, y el impacto fue brutal: alrededor de 10 mil personas perdieron la vida, miles resultaron heridas, y un número significativo de edificios se derrumbó. Este evento no solo evidenció la vulnerabilidad estructural de la capital, sino también la ineficacia de los sistemas de emergencia de la época.
Sin embargo, la respuesta de la ciudadanía fue un punto de inflexión. La solidaridad se convirtió en el estandarte de miles de mexicanos que salieron a las calles para apoyar en labores de rescate y asistencia, gestando un cambio cultural y organizativo en la respuesta ante desastres. Este terremoto condujo a la creación del Sistema Nacional de Protección Civil y a la implementación de nuevas normativas en la construcción.
El sismo del 19 de septiembre de 2017, ocurrido exactamente 32 años después, tuvo un impacto similar en términos de pérdidas humanas y materiales. Con una magnitud de 7.1, el epicentro se ubicó entre los estados de Puebla y Morelos. Este evento dejó 369 personas fallecidas, más de seis mil heridos y alrededor de 44 edificios colapsados solo en la Ciudad de México. Las medidas de protección y construcción implementadas tras el sismo de 1985 lograron, sin embargo, mitigar parte de la destrucción que podría haber sido aún mayor.
Nuevamente, la sociedad civil respondió con rapidez y solidaridad. Las redes sociales y aplicaciones móviles desempeñaron un papel crucial en la coordinación del rescate y distribución de ayuda humanitaria, reflejando el cambio en las herramientas de organización ciudadana a lo largo de tres décadas.
Ambos terremotos, aunque separados por el tiempo, han dejado una marca indeleble en la identidad colectiva de los mexicanos, demostrando tanto la vulnerabilidad del país ante los fenómenos naturales como la fortaleza de su población para enfrentarlos.
Un legado de resiliencia
Este acto de conmemoración encabezado por López Obrador subraya la importancia de recordar a quienes perdieron la vida y de seguir fortaleciendo las medidas de prevención y respuesta ante desastres naturales. Al final, tanto el sismo de 1985 como el de 2017 dejaron una lección clara: la unidad, la solidaridad y la resiliencia son esenciales para sobrellevar tragedias de esta magnitud.
López Obrador, en su último acto del 19-S como presidente, no solo rindió homenaje a las víctimas, sino que también dejó un mensaje implícito sobre la continuidad de estas acciones de memoria colectiva, que perdurarán más allá de su mandato.