En un suceso sin precedentes, la residencia oficial de la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, fue asaltada y saqueada por una multitud de manifestantes, marcando el fin de su era política. Este evento culmina semanas de intensas protestas y represión en un país que lucha contra la pobreza y la inestabilidad política.
Las imágenes difundidas por medios locales y redes sociales muestran escenas impactantes: decenas de ciudadanos irrumpieron en Ganabhaban, llevándose muebles, electrodomésticos, e incluso una estatua del padre de Hasina, el jeque Mujibur Rahman, héroe de la independencia de Bangladesh. Los manifestantes no solo se llevaron objetos valiosos, sino que también destruyeron símbolos de poder, reflejando la profunda indignación y descontento hacia el gobierno.
El canal bangladesí Channel 24 capturó imágenes de una multitud enardecida dentro de la residencia oficial, celebrando su “victoria” tras meses de protestas. En un ambiente de euforia, muchos se detenían para saludar a las cámaras de televisión, gritando eslóganes y mostrando signos de victoria. “Estoy en el interior del palacio de Ganabhaban”, declaró a AFP el periodista Yeasir Arafat. “Hay más de 1,500 personas dentro del palacio. Están rompiendo muebles y cristales”.
La protesta, que inicialmente comenzó de manera pacífica con estudiantes exigiendo reformas, se intensificó en violencia debido a la represión policial. A pesar del toque de queda impuesto por el gobierno, una gran multitud inundó las calles, derribando las barreras puestas por soldados y policías que, en muchos casos, no intervinieron para frenar las manifestaciones.
El periódico Business Standard informó que aproximadamente 400,000 personas participaron en las protestas, lo que demuestra la magnitud del descontento popular. Las fuerzas de seguridad, que previamente habían respondido con violencia letal, se mostraron inactivas durante el asalto a Ganabhaban.
Este lunes se reportaron al menos 56 muertes, todas por heridas de bala, según un corresponsal de AFP. En total, las protestas del fin de semana cobraron la vida de casi 100 personas, con enfrentamientos mortales registrados en toda la nación, incluyendo la capital y la ciudad de Chitagón.
Sheikh Hasina, de 76 años, dimitió y huyó del país en un helicóptero militar, acompañada por su hermana menor Sheikh Rehana. Partieron hacia Bengala Occidental, en India, según informó el medio local Prothom Alo. Este escape marca el fin de un liderazgo que comenzó en enero de 2009, dejando al país en una encrucijada política.
El jefe del ejército, el general Waker-Uz-Zaman, anunció la formación de un “gobierno provisional” con el objetivo de restaurar la paz y el orden en el país. En una declaración oficial, Zaman pidió el cese de la violencia y prometió que los responsables de las injusticias cometidas durante las protestas serían juzgados. “Por favor, sigan confiando en el Ejército. Asumo toda la responsabilidad de salvar sus vidas y sus propiedades”, afirmó Zaman.
El general también agradeció la cooperación de los líderes de todos los principales partidos políticos, con quienes ha mantenido conversaciones fructíferas para la formación del nuevo gobierno.
El asalto y saqueo de la residencia de la primera ministra es un claro indicio de la desesperación y el enojo del pueblo bangladesí. La salida de Hasina y la intervención militar plantean preguntas sobre el futuro político de Bangladesh. Con un gobierno provisional en camino y promesas de justicia y estabilidad, el país enfrenta un camino incierto hacia la recuperación y la reconciliación.