¿Puede el Estrés Postraumático Cambiar el Cerebro? Descubre Cómo Afecta y Cómo Superarlo

El estrés postraumático deja huellas profundas. Conoce su impacto en el cerebro y cómo recuperarse.

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es un trastorno psicológico que surge tras experimentar o presenciar eventos traumáticos graves, como accidentes, desastres naturales, violencia, o abusos. Este trastorno, aunque invisible, puede alterar el cerebro y la forma en que una persona percibe el mundo, generando síntomas como flashbacks, ansiedad extrema y una hipervigilancia constante.

Uno de los efectos más profundos del TEPT es su impacto en el cerebro. Estudios recientes han demostrado que el TEPT puede alterar la estructura y función de áreas cerebrales como la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal. La amígdala, que procesa el miedo, se vuelve hiperactiva en personas con TEPT, generando respuestas de alarma exageradas incluso ante situaciones seguras. Al mismo tiempo, el hipocampo, responsable de regular las memorias y emociones, puede reducir su tamaño, dificultando la capacidad de gestionar recuerdos traumáticos. La corteza prefrontal, encargada de la toma de decisiones y la regulación de la respuesta emocional, también puede verse afectada, dificultando el autocontrol y la habilidad para calmarse.

Pero, ¿por qué algunas personas desarrollan TEPT mientras otras no? Los expertos coinciden en que factores como la genética, la exposición previa al trauma y el nivel de apoyo social influyen en la vulnerabilidad al TEPT. Además, vivir experiencias traumáticas en una edad temprana o sin un sistema de apoyo adecuado aumenta considerablemente el riesgo de desarrollarlo.

Para tratar este trastorno, existen diversas opciones terapéuticas. La Terapia de Exposición Prolongada y la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR) son dos de las técnicas que han mostrado resultados positivos. Estas terapias ayudan a que el paciente procese de forma segura y controlada los recuerdos traumáticos, reduciendo la intensidad de los síntomas. También hay un avance en el uso de medicamentos y terapias alternativas, como la meditación y el mindfulness, que han mostrado beneficios para algunas personas con TEPT, ayudándoles a reconectar con el presente y a reducir el impacto del trauma en sus vidas.

Las investigaciones actuales están descubriendo más sobre cómo el TEPT afecta no solo el cerebro sino también el cuerpo en su conjunto. Personas con TEPT tienen una mayor probabilidad de sufrir enfermedades físicas, como hipertensión, problemas cardíacos y trastornos del sistema inmune, debido al estrés constante que experimentan. Esto demuestra que el TEPT es más que un trastorno psicológico; es un estado que impacta la salud integral de la persona.

La sensibilización sobre el TEPT es clave, pues quienes lo padecen a menudo sienten vergüenza o culpa, dificultando la búsqueda de ayuda. La sociedad debe fomentar un ambiente de comprensión, que permita a las personas hablar abiertamente de sus experiencias y buscar el tratamiento adecuado sin temor al estigma.