Durante la sesión del pleno del 10 de octubre, las ministras discutieron los límites del lenguaje en los debates. El incidente resalta las tensiones en la Corte tras la reforma judicial de septiembre.
La reforma al Poder Judicial, que entró en vigor el pasado 16 de septiembre, sigue provocando tensiones al interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). En esta ocasión, el desacuerdo emergió durante la sesión del pleno del 10 de octubre, donde la ministra presidenta Norma Piña Hernández y la ministra Lenia Batres protagonizaron un intenso intercambio sobre los límites de la libertad de expresión en los debates judiciales.
El desencuentro comenzó cuando Batres hizo una observación sobre la inconsistencia con la que, a su juicio, se aplica la interpretación de la Constitución en el tribunal. Batres criticó, en particular, la falta de cumplimiento del artículo 127, que establece límites en las remuneraciones de los trabajadores del Poder Judicial.
Durante su intervención, la ministra Batres señaló: “Si ya se resolvió esto, sería absurdo volver a votarlo, ya que llevamos varias sesiones funcionando y emitiendo resoluciones”. La palabra “absurdo” fue la chispa que encendió la disputa.
Ante este comentario, Norma Piña le pidió a Batres no utilizar calificativos que pudieran considerarse ofensivos para el pleno. “Voy a pedir que no se utilicen ese tipo de adjetivos”, declaró Piña, subrayando su rol como moderadora de la discusión.
La respuesta de Batres: defensa de su libertad de expresión
Lejos de aceptar la sugerencia, Batres solicitó la palabra para defender su derecho a expresarse con libertad. “No voy a aceptar ninguna limitación a mi libertad de expresión”, afirmó. La ministra señaló que no entendía bajo qué regla se le impedía usar la palabra “absurdo” y destacó la importancia de definir claramente los límites de la libertad de expresión en los debates judiciales. Según Batres, mientras no se faltara al respeto, no había razón para restringir el uso de ciertos términos.
Batres insistió en que era inadecuado que se le limitara el lenguaje utilizado para argumentar y advirtió sobre la importancia de mantener intacto su derecho a expresarse libremente. “No existe forma en que usted nos contenga respecto de las palabras que utilicemos en nuestra argumentación”, remarcó.
En respuesta, Piña explicó que su intervención no buscaba coartar la expresión de Batres, sino mantener el orden y evitar expresiones que pudieran ser consideradas ofensivas por otros integrantes del pleno. “Yo como rectora de la discusión tengo la facultad de hacer un comentario, así como usted tiene la facultad de expresarse en este pleno”, aclaró Piña.
El respaldo de Aguilar y nuevas tensiones
El ministro Luis María Aguilar Morales intervino para respaldar la posición de Piña. Aguilar consideró que el uso de términos como “absurdo” podría ser ofensivo para otros integrantes de la Corte. “Señalar que estamos proponiendo algo absurdo implica que nosotros somos absurdos, y eso me parece ofensivo”, afirmó el ministro. Aguilar sugirió que, para mantener el respeto dentro del tribunal constitucional, sería mejor evitar ese tipo de calificativos.
Batres, sin embargo, no cedió. Insistió en que su libertad de expresión debía ser respetada y reiteró su demanda de que la ministra presidenta “se limite a llevar el orden de la sala”. La ministra subrayó que no aceptaría ninguna limitación a su derecho de expresar su valoración sobre los criterios discutidos en el pleno.
El debate se traslada a redes sociales
Después del incidente en el pleno, Lenia Batres utilizó su cuenta en la red social X, antes conocida como Twitter, para reafirmar su postura. Batres criticó nuevamente lo que considera una falta de coherencia en las decisiones de la SCJN y prometió utilizar “palabras muy claras” para señalar esas inconsistencias en el futuro. “No se trata de ningún insulto”, afirmó. “Insulto significa incumplir la Constitución, la ley. Desde el Poder Judicial se insulta a nuestra sociedad muy frecuentemente”.
Este episodio pone en evidencia las tensiones internas que persisten en la SCJN tras la reciente reforma al Poder Judicial, que ha generado una serie de fricciones entre los ministros sobre el rol y la interpretación de la Constitución. El debate sobre los límites de la libertad de expresión dentro del tribunal es un reflejo de las complejidades en la dinámica de poder al interior de la Suprema Corte, especialmente en un momento donde las decisiones que emanan de esta institución tienen implicaciones trascendentales para la vida pública del país.