Fin de la era Al-Assad: la caída de un régimen tras 13 años de guerra civil

Las alianzas que sostuvieron a Al-Assad ahora lo dejan a su suerte

El desplome de Bashar Al-Assad tras años de conflicto

La dinastía Al-Assad, que dominó Siria durante más de medio siglo, ha llegado a su fin en un giro dramático. Bashar Al-Assad, heredero de su padre Hafez, abandonó Damasco luego de que las tropas rebeldes lideradas por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) capturaran la capital tras un avance relámpago. Su paradero actual sigue siendo un misterio.

El conflicto, que comenzó como una manifestación de la Primavera Árabe en 2011, degeneró en una guerra civil que dejó más de medio millón de muertos y millones de desplazados. Durante años, Al-Assad contó con el apoyo de Rusia, Irán y Hezbollah, quienes utilizaron su influencia militar y estratégica para mantenerlo en el poder. Sin embargo, un conjunto de circunstancias, incluidas las tensiones globales y conflictos paralelos, llevó a estas potencias a dejar de sostener al régimen.

El avance rebelde y la caída de Damasco

En las últimas semanas, el HTS, liderado por Ahmed al-Sharaa, capturó importantes ciudades como Aleppo, Hama y Homs, culminando con la toma de Damasco. En un movimiento simbólico, las fuerzas rebeldes ocuparon la estación de televisión estatal para anunciar la huida de Al-Assad y liberaron a cientos de prisioneros de la notoria cárcel de Sednaya.

Rusia, Irán y Hezbollah: aliados ausentes

La pérdida de apoyo de sus aliados internacionales marcó el final del régimen. Rusia, centrada en su costosa guerra en Ucrania, ya no podía destinar recursos a Siria. Irán, por su parte, enfrenta su propio desgaste en el conflicto con Israel, mientras que Hezbollah sufrió importantes derrotas en el sur del Líbano y la eliminación de su líder Hassan Nasrallah.

Lecciones de una caída anunciada

La trayectoria de Bashar Al-Assad es una advertencia para otros regímenes autoritarios: las alianzas estratégicas pueden prolongar el poder, pero no garantizan una permanencia indefinida. Al-Assad, que alguna vez reprimió brutalmente las protestas iniciales de la Primavera Árabe, es ahora un hombre sin aliados ni país.

Las próximas semanas serán clave para el futuro de Siria y su reconstrucción. Sin embargo, la salida de Al-Assad deja a la región ante un panorama incierto, con nuevos actores buscando llenar el vacío de poder en un país devastado por más de una década de conflicto.