Gisèle Pelicot se convierte en referente del feminismo tras denunciar a su esposo por violación y traición.
En un emotivo y contundente testimonio en el tribunal de Aviñón, Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo de resistencia y valentía en la lucha contra la violencia sexual. Este miércoles, rodeada de un grupo de seguidores que la animaban, la mujer de 56 años compareció ante la corte para relatar el doloroso proceso que ha enfrentado tras descubrir las traiciones de su marido, Dominique, y los crímenes de más de cincuenta hombres acusados de violación y otros delitos sexuales en su contra.
Gisèle, quien ha asumido un papel protagónico en el debate público sobre la violencia de género en Francia, compartió su experiencia personal y los profundos sentimientos de traición que la han acompañado desde que comenzó el juicio. “Fui una esposa feliz y realizada. ¿Cómo pudo traicionarme hasta tal punto?”, cuestionó con voz firme. En su discurso, Pelicot no solo denunció a su marido, sino también la cultura que permite que hombres que parecen ser “excepcionales” en la vida cotidiana sean capaces de cometer atrocidades en privado.
Durante su intervención, Gisèle hizo hincapié en la confusión que muchas veces rodea la percepción de las víctimas de violación. En respuesta a preguntas hirientes de los abogados defensores, recordó cómo se sentía cuando le preguntaron en qué momento consideraba que se estaba cometiendo una violación. “Me sentí como si estuviéramos intercambiando una receta: ‘¿pones la harina antes de los huevos o el azúcar después de los huevos?’”, relató, visiblemente indignada. “Me están mancillando”, agregó, denunciando la insensibilidad de las preguntas.
Pelicot también fue clara al rechazar la idea de que pudiera sentirse “más traicionada que violada”. “No: traicionada y violada”, respondió con determinación, subrayando que ambas experiencias son igualmente devastadoras. Su lucha ha resonado en la opinión pública y ha llevado a una reflexión más profunda sobre la complejidad de la violencia sexual y la importancia de la voz de las víctimas.
En un momento de gran vulnerabilidad, Gisèle confesó que se siente “totalmente destruida” por la situación que ha vivido. “No sé si lo que me queda de vida será suficiente para entenderlo”, comentó, añadiendo que el proceso de sanación podría llevarle muchos años. A pesar de ello, ha decidido enfrentarse a sus acusadores con la esperanza de que su testimonio pueda ayudar a otros que han sufrido violencia.
Con su testimonio, Gisèle Pelicot no solo busca justicia para sí misma, sino también para todas las víctimas que han permanecido en silencio. “No es coraje, es voluntad y determinación para hacer avanzar esta sociedad”, afirmó, resaltando su compromiso con el cambio social. Al decidir hablar en los medios de comunicación, espera que su ejemplo sea útil para otros que se encuentren en situaciones similares, y así se ha convertido en un referente del feminismo en su país.
La repercusión de su caso no solo ha desatado una ola de apoyo hacia ella, sino que también ha puesto de relieve la necesidad urgente de reformas en la legislación y en la sociedad para abordar la violencia sexual y proteger a las víctimas. La figura de Gisèle Pelicot se ha consolidado como una voz poderosa en la lucha contra el abuso y la injusticia, marcando un camino hacia un futuro en el que las mujeres sean escuchadas y protegidas.