Lula da Silva denuncia trato degradante en deportaciones de migrantes brasileños

El presidente de Brasil exige explicaciones a EE. UU. y convoca a CELAC por derechos vulnerados.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha elevado una queja formal contra el gobierno estadounidense tras la deportación de 88 migrantes brasileños que llegaron esposados al país sudamericano. La indignación ha llevado a convocar a una reunión urgente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para abordar el incidente y las políticas migratorias de Estados Unidos.

El vuelo, que aterrizó el viernes por la noche en Manaos, derivó en tensiones adicionales cuando un problema con el aire acondicionado provocó un motín entre los pasajeros. Algunos activaron la salida de emergencia, descendieron y protestaron sobre las alas del avión, lo que requirió intervención inmediata.

El gobierno brasileño, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, Itamaraty, calificó el uso de esposas como una violación de los acuerdos bilaterales, enfatizando que estos establecen un trato digno y humano para los repatriados. El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, criticó el procedimiento, considerándolo una falta de respeto hacia los derechos fundamentales. “Ni siquiera un perro merece este trato”, declaró uno de los deportados, quien detalló las condiciones degradantes del viaje, incluida la falta de higiene y alimentación adecuada durante más de 50 horas.


Un problema recurrente con raíces profundas

Aunque el uso de esposas se aplica como medida de seguridad en vuelos de deportación, las críticas desde Brasil apuntan a un trato desproporcionado. Esta práctica se ha mantenido constante desde administraciones anteriores, incluyendo los 32 vuelos realizados bajo la gestión de Joe Biden, en los que fueron deportados 3,660 brasileños. Sin embargo, este es el primer vuelo durante la presidencia de Donald Trump en su segundo mandato.

Lula ha dado instrucciones para que aviones de la Fuerza Aérea Brasileña transporten a los deportados de forma digna, marcando un contraste con las políticas migratorias estadounidenses. Además, envió a la ministra de Derechos Humanos, Macaé Evaristo, a recibir al grupo en Belo Horizonte, reforzando la postura oficial contra las prácticas denunciadas.


Impacto político y reacción internacional

El incidente ha polarizado aún más el panorama político brasileño. Mientras los aliados de Lula, como el diputado José Guimarães, criticaron la actitud de la oposición, figuras del bolsonarismo aprovecharon para señalar una supuesta doble moral en el tratamiento de los migrantes y los detenidos por el ataque a los palacios presidenciales en enero de 2023.

La tensión no solo se limita a Estados Unidos. En países como Reino Unido, Argentina y Portugal, los migrantes brasileños enfrentan desafíos crecientes, desde deportaciones secretas hasta discriminación y precariedad habitacional. Según datos recientes, más de 600 brasileños fueron expulsados del Reino Unido entre agosto y septiembre de 2024, mientras que en Portugal, la comunidad brasileña lucha contra el racismo y el elevado costo de vida.


Un llamado a la CELAC y al diálogo

En respuesta, Lula promueve un diálogo regional para abordar las políticas migratorias y garantizar el respeto por los derechos humanos. La CELAC discutirá medidas conjuntas frente a las políticas de deportación en su reunión de emergencia esta semana, mientras Brasil exige explicaciones directas al gobierno de Estados Unidos.

El gobierno brasileño también se comprometió a monitorear los cambios en las políticas migratorias globales para proteger a sus ciudadanos en el exterior, subrayando que la dignidad humana debe prevalecer en cualquier política de repatriación.