Ronald Johnson asume el cargo con prioridad en seguridad y migración bilateral.
Ronald Johnson, ex boina verde y veterano de la CIA, asumió oficialmente como embajador de Estados Unidos en México tras ser ratificado por el Senado con 49 votos a favor. Su nombramiento, impulsado por el presidente Donald Trump, marca un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales, con un enfoque en la seguridad y la migración.
Perfil del nuevo embajador
Ronald Johnson cuenta con una trayectoria de más de 30 años en el ejército de EE.UU., alcanzando el rango de coronel. Posteriormente, sirvió durante dos décadas en la CIA, participando en operaciones en América Latina y los Balcanes. Su experiencia incluye una gestión como embajador en El Salvador entre 2019 y 2021, donde trabajó en la reducción de la migración irregular y la delincuencia.
Durante su comparecencia ante el Senado, Johnson expresó su compromiso de trabajar estrechamente con las autoridades mexicanas para combatir el narcotráfico y fortalecer la seguridad fronteriza. Sin embargo, no descartó la posibilidad de acciones unilaterales si la seguridad de los ciudadanos estadounidenses se viera comprometida.
Reacciones en México
La presidenta Claudia Sheinbaum respondió a las declaraciones de Johnson, enfatizando que la soberanía de México no está en discusión. Afirmó que cualquier acción debe realizarse en el marco de la cooperación y el respeto mutuo.
Por su parte, el embajador mexicano en EE.UU., Esteban Moctezuma, dio la bienvenida a Johnson, destacando su disposición para fortalecer la relación bilateral. Ambos diplomáticos coincidieron en la importancia de abordar conjuntamente los desafíos comunes.
Desafíos y expectativas
El inicio de la gestión de Ronald Johnson se da en un contexto de tensiones relacionadas con el tráfico de drogas, la migración y la seguridad fronteriza. Su enfoque en políticas de “Estados Unidos primero” y su historial en inteligencia y operaciones especiales sugieren una postura firme en estos temas.
Se espera que Johnson promueva acuerdos para la deportación de migrantes de terceros países y colabore en la lucha contra el tráfico de fentanilo y otras drogas. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollará esta nueva etapa en las relaciones entre México y Estados Unidos.