La presidenta Sheinbaum evitó opinar sobre la justicia de la condena, pero subrayó el impacto del caso en México.
En la conferencia matutina de este 16 de octubre, conocida como la “Mañanera del Pueblo”, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, abordó el tema de la inminente sentencia contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, quien enfrenta la posibilidad de ser condenado a cadena perpetua en una corte de los Estados Unidos. La mandataria, aunque reacia a opinar directamente sobre la justicia de la condena, no dudó en calificarlo como un hecho que México no debe olvidar.
García Luna, quien fue uno de los funcionarios más cercanos al expresidente Felipe Calderón Hinojosa durante la llamada “guerra contra el narcotráfico”, fue declarado culpable en febrero de 2023 por cinco cargos, incluyendo participación en una empresa criminal continua y conspiración para distribuir drogas en territorio estadounidense. Su vínculo con organizaciones criminales, en especial con el Cártel de Sinaloa, fue uno de los puntos claves durante el juicio que se llevó a cabo en Nueva York bajo la supervisión del juez Brian M. Cogan, quien se espera anuncie su sentencia en las próximas horas.
Sheinbaum fue cuestionada sobre si consideraba justa una cadena perpetua para el exfuncionario, a lo que respondió escuetamente: “No, no me meto ahí. Que decidan ellos”, dejando en claro que prefiere no interferir en las decisiones de la justicia estadounidense.
Sin embargo, la presidenta enfatizó que el caso no puede ni debe ser olvidado por la historia mexicana. “Hoy vamos a ver la sentencia de un narco”, afirmó Sheinbaum, dejando ver que, desde su perspectiva, García Luna es considerado como un narcotraficante, más allá de su anterior posición de poder en el gobierno mexicano. Esta aseveración refuerza el discurso que ha sostenido Sheinbaum y su administración sobre el impacto que la corrupción y el crimen organizado han tenido en la política del país.
La presidenta también hizo referencia al expresidente Felipe Calderón, señalando que su llegada al poder en 2006, tras un proceso electoral altamente controvertido, llevó al inicio de la guerra contra el narcotráfico, que marcó profundamente al país. “Lo que queremos ver es cuál es la sentencia y qué va a decir el expresidente, que llegó con el haiga sido como haiga sido”, dijo, recordando la frase que popularizó Calderón al referirse a los resultados de los comicios que lo llevaron a la presidencia.
Sheinbaum subrayó que su gobierno seguirá observando de cerca el desenlace del caso de García Luna, ya que considera que estos hechos deben quedar grabados en la memoria colectiva del país para evitar que se repitan. “Mañana platicamos nuevamente del caso porque son cosas que no se pueden olvidar en México, porque quien olvida repite”, declaró, dejando abierta la puerta para futuras reflexiones sobre el tema en las próximas conferencias matutinas.
La figura de Genaro García Luna ha sido objeto de debate y controversia durante años. Como uno de los arquitectos principales de la estrategia de seguridad de Calderón, su gestión estuvo rodeada de múltiples acusaciones de abuso de poder y vínculos con el narcotráfico. La sentencia que reciba en las próximas horas podría marcar un punto crucial en la lucha contra la impunidad de altos funcionarios en México.
De acuerdo con el proceso judicial en Nueva York, García Luna utilizó su posición para facilitar el tránsito de drogas hacia Estados Unidos, asegurando el control de rutas para el Cártel de Sinaloa a cambio de millonarios sobornos. Aunque la defensa del exfuncionario argumentó que los testimonios en su contra provenían de criminales que buscaban reducir sus propias penas, el jurado lo encontró culpable de todos los cargos, consolidando su caída en desgracia.
Este episodio añade otra capa de tensión a la relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos en materia de cooperación en seguridad y combate al narcotráfico. Mientras García Luna enfrenta la posibilidad de pasar el resto de su vida en prisión, México sigue luchando con las secuelas de la guerra contra el narcotráfico, con un panorama de violencia que no ha cesado desde la administración de Calderón.